Lucifer (del latín lux "luz" y fero "llevar": "portador de luz") según el Diccionario de la lengua española lo define como forma poética de llamar a un Lucero, haciendo referencia al brillo que se obtiene del planeta Júpiter y del planeta Venus al amanecer. Surgió en la Antigua Grecia debido a la ausencia de mecanismos para distinguir planetas y estrellas a simple vista.
Este concepto se mantuvo en la astrología de la antigua Roma en la noción de la stella matutina (el lucero del alba) contrapuesto a la stella vespertina o el véspere (el lucero de la tarde) o “véspero”.
En la tradición cristiana, Lucifer como sinónimo de lucero (Isaías. 14:12) representa al ángel caído, ejemplo de belleza y sabiduría a quien la soberbia condujo a los infiernos, transformándose en Satanás (Moisés 4:1–4).